Los errores más repetidos con tu vivienda
Tu casa es tu castillo, el lugar donde vives, tu refugio y fuente de muchos de tus recuerdos. Por eso mismo suele costar verla como la inversión y activo financiero que en realidad es. A fin de cuentas, todo el mundo necesita una casa, un lugar donde vivir.
Y es precisamente ese miedo a quedarse sin él uno de los motivos por los que los españoles tendemos a querer una vivienda en propiedad, cuando no siempre tiene por qué ser la mejor opción. De hecho, esa percepción es uno de los errores más repetidos con la vivienda.
En este artículo te contamos por qué y cuáles son el resto de fallos con tu casa que debes evitar.
Pensar que alquilar es tirar el dinero
Seguro que has escuchado esa frase más de una vez y puede que incluso te la hayas planteado al pensar si comprar o vivir de alquiler.
La realidad es que vivir de alquiler no es tirar el dinero. Igual que cuando cenas fuera, estás pagando un dinero por recibir algo de valor a cambio. En este caso, una vivienda con una serie de comodidades que no tendrías como propietario, por ejemplo.
Como todo en la vida, alquilar tiene su momento, ventajas y desventajas. Alquilar puede tener mucho sentido en las primeras etapas de tu vida, cuando no cuentas con recursos para comprar una vivienda y lo que necesitas es flexibilidad para vivir donde quieras.
De hecho, esta flexibilidad es una de las ventajas del alquiler porque te permite adaptar tu vivienda a tus necesidades sin la atadura financiera ni mental de una hipoteca.
Por el contrario, sí que es un dinero que no te está ayudando a adquirir un activo (la casa).
La forma de tomar la mejor decisión en tu caso es hacer números y atender a tu momento vital. Valora cuestiones como:
- La ciudad en la que vives y tus planes para mantenerte en ella a largo plazo o viajar.
- Los motivos por los que quieres comprar casa.
- Cuánto te costará comprar la casa que quieres sumando el precio de la vivienda y el de la hipoteca.
Gastar más de lo que pensabas en la compra
Tu vivienda es la compra más grandes que harás en tu vida y por eso contar con un presupuesto cerrado debería ser obligatorio. En otras palabras, guiar tu compra por lo que dicen tus finanzas y no tus emociones.
Por desgracia, decirlo es más fácil que lograrlo. Entre los errores habituales al comprar casa figuran:
- Dejarse llevar por el corazón y ‘enamorarse’ de una vivienda en concreto, lo que hará que pagues más de la cuenta.
- Comprar una casa pensando sólo en el presente y no en el futuro, como por ejemplo una casa de dos habitaciones de pareja que después se queda pequeña con los niños.
- Comprar una casa para toda la vida cuando eres joven, lo que se traduce en una casa más cara y normalmente una hipoteca mayor que lastrará tus opciones financieras.
- Centrarse en un único barrio o zona, especialmente cuando eres joven. De hecho, lo más habitual es querer vivir cómo y donde tus padres, cuando vuestra situación financiera seguramente sea diferente.
- No tener en cuenta los impuestos, que también tendrás que pagar en la compra y después como propietario.
A esto se añaden otras cuestiones como no saber negociar el precio o comprar la primera casa que ves sólo por miedo a que el precio suba o a perder la compra.
En todos los casos el resultado suele ser el mismo: gastar más de lo que tenías pensado en tu casa.
No acertar con la hipoteca
La mayoría de personas necesita financiación para comprar su casa. Esto se traduce en una hipoteca, donde equivocarse es más fácil que acertar.
De hecho, equivocarse con la hipoteca es uno de los grandes errores con la vivienda y no por elegir mal entre una a tipo fijo y otra a tipo variable.
Hay dos fallos habituales con la hipoteca que harán que su coste se dispare.
- Centrarse en la cuota mensual que vas a pagar y no en los intereses totales. De todas las variables de la hipoteca la cuota es precisamente la más variable. De hecho, es el resultado del resto de elementos del préstamo. A saber: la cantidad que pides, el tipo de interés y el plazo del préstamo. Alarga lo suficiente el plazo y la cuota puede llegar a ser ridícula, aunque los intereses totales se disparen. Por eso, puestos a fijarte en una variable, que sea la de los intereses totales que pagarás por el préstamo y la mejor forma de limitarlos es firmar hipotecas cortas.
- Fijarse en el diferencial y no en el coste de los productos bonificados. Es habitual que las entidades financieras mejoren el tipo de interés si aumentas la vinculación con el banco. Desde domiciliar la nómina hasta contratar un seguro de vida, de hogar e incluso un plan de pensiones. Un error habitual es dejarse llevar por esa rebaja en el tipo de la hipoteca sin estudiar bien los costes de estos productos. Antes de tomar la decisión es importante comparar costes y revisar sus condiciones.
Infravalorar los gastos de ser propietario y gastar de más en las reformas
Ser propietario de una vivienda conlleva una serie de gastos que es fácil pasar por alto. El primero son los impuestos que hay que pagar por la vivienda, especialmente el Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI).
El segundo son los gastos de conservación de la vivienda e incluso las reformas que pienses llevar a cabo con el tiempo. Igual que ocurre con la compra de la casa, es habitual gastar más de la cuenta en las reformas, sobre todo si las financias.
El último tiene que ver con los gastos de comunidad y las derramas de la vivienda. Un error habitual al comprar la casa es no informarse del estado de la vivienda y tener que hacer después frente a gastos añadidos.
No ver la vivienda como un activo
Tu casa es a la vez el lugar donde vives y un activo financiero. Si solo la ves como el sitio en el que vives es fácil que te aferres a ella contra viento y marea, incluso cuando tienes problemas para hacer frente a la hipoteca.
Una de las ventajas del alquiler es su flexibilidad. Puedes cambiar de vivienda cuando quieras y eso puede ayudarte a ajustar tus gastos si pasas por un bache financiero. En otras palabras, cambiar de piso en alquiler por otro más barato.
Con tu vivienda en propiedad también puedes hacerlo. Sólo necesitas empezar a verla como un activo financiero. No tienes porqué vender la casa si, por ejemplo, no es un buen momento. También puedes alquilarla e irte a vivir tú de alquiler a una vivienda más barata.
Mantener la casa familiar cuando los hijos no están
El último gran error con la vivienda llega cuando los hijos dejan el hogar para crear sus familias o vivir su vida. Lo más habitual en estos casos es mantener la casa familiar que normalmente ya no es adecuada a tus necesidades.
En otras palabras, puedes tener una casa de cuatro habitaciones cuando te bastaría con dos o en una comunidad con unas zonas comunes y piscina que no utilizas. Todo ese espacio sin utilizar supone un gasto adicional de dinero y tiempo. A fin de cuentas, mantener una casa grande cuesta más que mantener una pequeña y también necesitarás más tiempo para limpiarla, por ejemplo.
La solución es la misma que con el error anterior, empieza a ver tu casa como un activo. En este caso, un activo que puede completar tu pensión si estás jubilado o ayudarte a que sea mejor si todavía no lo estás.