La sostenibilidad en los sistemas de pensiones
Entre los tres elementos que analiza el informe del Índice Global de Pensiones de Mercer y el Instituto CFA para determinar cuáles son los mejores sistemas de pensiones del mundo, hay uno que directamente trata sobre la sostenibilidad del mismo.
En otras palabras, si el sistema podrá seguir pagando las pensiones prometidas o, por el contrario, su continuidad está amenazada. Entre los factores que se analizan hay cuestiones como la esperanza de vida, la edad de jubilación (legal y real), la tasa de natalidad o el nivel de contribuciones de los trabajadores para su pensión. También se tienen en cuenta elementos como la deuda del Estado en relación a su PIB, el crecimiento económico o si es posible trabajar y percibir la pensión, pública o privada, al mismo tiempo.
El sistema público de pensiones español es el número 41 en este apartado sobre el total de 44 sistemas que analiza el informe.
Fuente: Mercer CFA Institute Global Pension Index 2022
Frente a los 28,7 puntos de España, los mejores en ese apartado superan los 80 puntos: Islandia (83,8), Dinamarca (82,5) y Países Bajos (81,9).
El Instituto de Actuarios Españoles (IAE) analizó la cuestión en 2019, ha seguido haciéndolo con los diferentes cambios hasta hoy, y considera que, incluso con las últimas reformas, la suficiencia de las pensiones no queda garantizada a 20 o 30 años vista.
Este simple dato ya habla de la importancia de plantearse si es realmente sostenible el sistema de pensiones público español. Estas son las claves para entenderlo:
Un sistema de reparto, con sus pros y sus contras
Lo primero que hace falta para responder a la pregunta sobre si las pensiones en España están en problemas es conocer el modelo de pensiones español.
De forma muy resumida, las pensiones públicas funcionan bajo un modelo de reparto. En este sistema las pensiones de los jubilados se financian o se pagan con las cotizaciones de los trabajadores en activo. Es decir, se trata de un sistema basado en la solidaridad intergeneracional (cada generación paga las pensiones de la que la antecede y espera que la que le suceda haga lo propio).
Este modelo tiene sus ventajas, así como sus inconvenientes. Uno de los últimos es su sostenibilidad de base: para que el sistema funcione hace falta que las cotizaciones de los trabajadores en activo superen el gasto en pensiones.
A efectos prácticos, esto quiere decir que haya muchos más trabajadores que pensionistas, dado que los primeros no destinan el 100% de sus retribuciones al pago de las pensiones de sus mayores. Además, también influyen otros factores como el salario de quienes están en activo y la cuantía de las pensiones de los jubilados.
Cuando esto no ocurre, el sistema incurre en déficit porque tiene más gastos que ingresos. Eso es lo que lleva pasando desde hace años. Esta es la evolución de ese déficit:
Fuente: Revista La Seguridad Social
El año 2022 cerró con 2,39 cotizantes con cada pensionista, un máximo desde 2011, aunque no todos los datos son positivos. Ahora entenderás por qué.
El envejecimiento de la población, un riesgo
España envejece. Solo hace falta un vistazo a la pirámide de población para darse cuenta.
Fuente: Pirámides de población del mundo desde 1950 a 2100
Actualmente la edad media se sitúa en los 44,1 años según el Instituto Nacional de Estadística, una cifra que va a seguir aumentando porque la tasa de natalidad no es lo suficientemente alta como para frenar el envejecimiento de la población:
Fuente: Edad media de la población española entre 1950 y 2050
Con esta evolución, la pirámide de población en 2050 tendrá un aspecto bien diferente:
Como se puede ver, el grueso de los trabajadores estará cada vez más cercano a la jubilación sin que se hayan incorporado suficientes cotizantes como para cubrir sus pensiones públicas.
En otras palabras, el envejecimiento de la población y el aumento de la esperanza de vida ahondarán en el desequilibrio actual del sistema de pensiones.
Pensiones altas vs salarios en declive
La evolución demográfica del país es el gran reto para la sostenibilidad del sistema de pensiones, pero no es el único.
Como modelo complejo que es, hay otros factores que influyen en la suficiencia de las pensiones en España. Uno de ellos es la relación entre lo que cobran los pensionistas y lo que cobran los trabajadores, que está directamente relacionado con lo que cotizan.
Para que lo entiendas mejor, recuerda que la pensión pública depende del número de años cotizados (tiempo que has trabajado), pero también de las cuantías por las que se ha cotizado. En otras palabras, cuanto mayor es el salario como trabajador, mayor será la futura pensión pública.
En la actualidad la pensión de jubilación media es de 1.375,23 euros al mes en 14 pagas, lo que equivale a 19.253,22 euros al año. Por su parte, el salario medio en España es de 22.467 euros anuales, pero el salario mediano es únicamente de 18.556 euros al año y el más repetido es el de 13.531 euros.
Además, existe ya una brecha generacional en términos salariales entre los jóvenes que entran en el mercado y quienes llevan tiempo en él. En resumen, que los nuevos jubilados cobran pensiones cada vez más elevadas, pero quienes acceden al mercado laboral lo hacen con salarios más ajustados.
¿Y esto por qué es tan importante? Básicamente porque las cotizaciones a la Seguridad Social, que son las que pagan las pensiones, se calculan sobre la base del salario de los trabajadores. Si el salario es menor, hará falta un mayor número de cotizantes para pagar cada pensión. En resumen, otro elemento de fricción.
¿Qué puede pasar con el sistema de pensiones?
Responder a esta pregunta es muy difícil. El sistema de pensiones no es algo estático, sino que evoluciona con los distintos cambios normativos.
No obstante, existen diferentes fórmulas para cuadrar las cuentas y hacer sostenible el sistema:
Aumentar las cotizaciones sociales para cubrir el déficit.
Retrasar la edad de jubilación.
Limitar la cuantía de las pensiones (presentes y futuras)
Ninguna parece una solución muy popular. También se puede realizar una reforma más profunda que imite el modelo de pensiones de otros países, con una pensión pública más limitada, pero que incentive el ahorro privado a través de planes de pensiones de empresa o un sistema de cuentas nocionales donde la pensión se pague con las cotizaciones de cada trabajador.
En cualquier caso, hacer sostenible el modelo español y el de otros países es y seguirá siendo un reto ante el envejecimiento de la población.