Cuáles son los riesgos de la inversión
Invertir es una de esas cosas que infunde respeto. Por un lado están las dudas sobre tus propios conocimientos financieros y, por otro, nuestra natural aversión a la pérdida (perder nos duele 2,5 veces que una ganancia equivalente).
Resumido en una sola palabra: miedo. El miedo a perder y a perderlo todo, que es una posibilidad, pero con las mismas probabilidades de que te caiga un piano desde una terraza por la calle.
Cada vez que inviertes te arriesgas a perder. Esta es una realidad innegable. El problema es que nuestro cerebro tiende a sobrevalorar esa opción según ha demostrado la economía conductual. ¿La solución? Tener claros cuáles son los riesgos de la inversión y aprender a controlarlos.
La teoría económica clásica identifica , aunque antes de llegar a ese punto hay un peligro adicional que está más relacionado contigo. Es el error que cometen la mayoría de ahorradores: no acertar con su perfil de riesgo por exceso o por defecto.
Qué es tu perfil de riesgo
Tu perfil como inversor mide tu tolerancia al riesgo y debe de estar ajustado a tus objetivos financieros y tu horizonte temporal, tu situación financiera (cuántos ahorros e ingresos tienes), tus conocimientos y experiencia inversora y tu tolerancia a las posibles caídas que experimenten tus inversiones.
En función de estos cuatro factores tu perfil será más o menos arriesgado. De todos ellos, el primero y el último son los más importantes. El primero porque si inviertes a largo plazo, podrás asumir algo más de riesgo, y el último porque sirve para saber cómo te comportarás cuando aparezcan las pérdidas.
Es muy habitual errar con el perfil por ser demasiado cauto si tienes una alta aversión a la pérdida, o por ser excesivamente optimista. Con el primer error sólo se verá lastrada tu rentabilidad. Con el segundo puede que todo tu plan.
En torno a este perfil de riesgo crearás todo tu plan de inversión, la forma en la que distribuir tus inversiones y el riesgo total de tu cartera.
Si te pasas de optimista y asumes más riesgo del que puedes soportar en realidad (y no tiene por qué ser mucho), venderás cuando haya caídas y es posible que no vuelvas a invertir. Por eso, de todos los riesgos de la inversión, el mayor es no conocerte a ti mismo y tu tolerancia a la volatilidad (las subidas y caídas de tus inversiones, que siempre estarán ahí).
Los riesgos de la inversión
Más allá de tu perfil como inversor, hay una serie de riesgos propios de toda inversión. Son los siguientes:
Riesgo de mercado
También llamado riesgo sistémico o no diversificable. Son riesgos que afectan al mercado en su conjunto, como por ejemplo la pandemia, una fuerte crisis económica o una guerra.
Protegerse frente a estos riesgos es complicado y la única forma de hacerlo es usar herramientas de inversión que no trabajen sobre un mismo mercado. Por ejemplo, invertir en bolsa y en el mercado inmobiliario, o en plataformas de préstamos a empresas no cotizadas (crowdfunding).
Cada una de estas inversiones tiene sus propios riesgos de mercado. La clave es que los tres son diferentes. Lo que afecta a la bolsa puede no influir en el alquiler que cobras por una vivienda o en un préstamo a una pyme. Incluso si les afecta, es fácil que lo haga en diferentes momentos (la bolsa baja hoy por una crisis, pero una pyme no lo sufrirá de verdad hasta dentro de unos meses).
Riesgo no sistémico
Sería el riesgo particular de cada activo en el que inviertes. Por ejemplo, si inviertes es una empresa concreta, son los riesgos propios de esa empresa por el sector en el que trabaja o los países en los que está.
La forma de evitar este riesgo es diversificar tus inversiones con sectores, empresas y activos diferentes. Además, hay que buscar una cierta descorrelación entre estos activos. Es decir, inversiones que no se comportan igual ante un mismo estímulo. A modo de ejemplo, la renta fija y la renta variable, que cuando una sube otra no suele hacerlo.
Riesgo de liquidez
Uno de los más importantes a la hora de evaluar el riesgo de cualquier inversión. La liquidez es la facilidad para recuperar tu dinero en cualquier momento si lo necesitas.
Dicho de otra forma, que en caso de querer vender tu participación en la empresa o en un fondo, encuentres alguien dispuesto a comprar. Esta liquidez es algo que tendemos a dar por supuesto cuando no siempre es así. Imagina, por ejemplo, que has invertido en una start up que no cotiza en bolsa. No podrás salir de ella hasta que no haya alguien que compre tus acciones. En los mercados regulados como la bolsa, el propio mercado se encarga de garantizar esa liquidez (sólo en parte).
Además, al invertir hay productos y mercados más líquidos que otros. Por ejemplo, con un plan de pensiones tendrás que esperar 10 años para recuperar tu inversión, mientras que con un fondo de inversión podrás hacerlo en cualquier momento.
Riesgo legislativo
Como su propio nombre indica, es el riesgo de que cambien las leyes y afecten a tus inversiones. Esto afecta tanto a empresas en las que inviertes como a productos de inversión en general.
Es precisamente lo que ha ocurrido con los planes de pensiones ante el recorte de la cantidad máxima deducible en 2022, o lo que puede pasar si se retiran algunas ventajas fiscales propias de los fondos de inversión.
A estos riesgos se añaden otros como el riesgo de divisa si inviertes en empresas o activos que no coticen en euros (una empresa americana, por ejemplo), y dos riesgos sistémicos como el riesgo de inflación cuando la inflación crece por encima de tus inversiones, o el riesgo de tipos de interés, que está fuera de tu control.
No todos los riesgos afectan por igual a todos los productos ni a todas las inversiones. Por ejemplo, las herramientas de inversión ya diversificadas, como los fondos, hacen frente mejor al riesgo sistémico y no sistémico. En este artículo te contamos qué productos de inversión elegir según tu perfil de riesgo.
En cualquier caso recuerda que invertir tiene sus riesgos, pero los de no hacerlo son todavía mayores.