Errores con el dinero a los 40
¿Los 40 son los nuevos 30? Si lo has escuchado alguna vez, mejor que lo olvides. Por más que sigas siendo joven (por lo menos relativamente), es fácil que tus circunstancias personales y profesionales hayan cambiado en una década.
Solo tienes que pensar en tus finanzas personales para darte cuenta. Seguro que no ganas lo mismo ahora que hace 10 años y seguro que tampoco gastas lo mismo ni tienes las mismas responsabilidades u objetivos. Cada edad tiene sus particularidades y también sus errores típicos con el dinero.
Los fallos financieros clásicos a los 40 son diferentes de los que se cometen a los 30. Estos son los errores con el dinero que debes vigilar:
No contar con un buen colchón financiero
Los seres humanos somos animales de costumbre y si has estado desde los 26 años muy cómodo con 1.500 euros para emergencias en el banco, ¿por qué vas a necesitar ahora más dinero? Porque un buen fondo de emergencia debe evolucionar conforme lo hagan tus gastos.
Su objetivo es actuar como un colchón si, por ejemplo, pierdes tu trabajo. Esos 1.500 euros podían ser suficientes hace 10 años, pero no a los 40, cuando tus gastos posiblemente sean mayores, puede que tengas hipoteca e incluso una familia que dependa en parte de tus ingresos.
Esto mismo puede aplicarse a la cantidad de dinero que ahorras todos los meses, que debería de haber ido aumentando conforme sumabas años y aumentaban tus ingresos. Si no lo has hecho hasta ahora, estás a tiempo. Aquí puedes ver cuánto deberías ahorrar según tu edad.
Comprar tu segunda casa sin haber pagado la primera
Hipotecarse a más de 25 años es uno de los errores clásicos con el dinero. Lo normal es hacerlo cerca de la treintena y arrastrar la hipoteca casi hasta la jubilación. Eso no impide a la mayoría de personas buscar una segunda casa a partir de los 40.
Hay dos vertientes de este fallo con el dinero a los 40:
- La primera es la de comprar una segunda residencia para vacaciones, especialmente si tienes familia. Y lo normal será financiar la casa con una segunda hipoteca para la que la vivienda habitual actuará, además, como aval.
El resultado es que, si dejas de pagar la casa de la playa, podrías perder incluso la casa en la que vives. - La segunda vertiente es una consecuencia del gasto creciente. Es decir, que conforme aumentan tus ingresos, también lo hacen tus gastos. En el ámbito de la vivienda, es habitual mudarse a una casa más grande sin valorar adecuadamente el impacto económico de ese cambio.
El primero es que pagarás de nuevo impuestos y gastos por comprar la casa y el segundo es que volverás a hipotecarte y, además, normalmente aumentarás los años de hipoteca.
No haber empezado a planificar tu jubilación
El tiempo es tu mayor aliado y desaprovecharlo es uno de los errores más comunes al planificar tu jubilación que está muy en línea con el primer fallo con el dinero a los 40 años.
Ese falso dogma de que eres muy joven para ahorrar, de que todavía hay tiempo para planificar la jubilación no tenía sentido a los 30 y lo tiene todavía menos a los 40 años.
Llegado a este punto dispones aproximadamente de 25 años para planificar tu jubilación, que puede parecer mucho, pero que no lo es tanto para sacar partido real al interés compuesto. Esta gráfica te ayudará a entenderlo mejor.
Es lo que pasa con el interés compuesto cuando inviertes 1.000 euros de partida y añades 200 euros más cada mes con una rentabilidad anual del 6%. La pendiente de la curva va creciendo con los años y como puedes ver, todavía estás a tiempo de aprovecharla.
Inversiones estrafalarias
Planificar la jubilación pasa por ahorrar e invertir siguiendo un plan y no improvisando sobre la marcha. Este es otro de los errores financieros propios en esta edad: las inversiones estrafalarias.
Desde montar ese bar que siempre habías querido con tus amigos hasta crear cualquier otro tipo de negocio basado en lo que te gustaba de joven. La razón de estas inversiones es que a los 40 años es normal hacer balance profesional y personal. Al mirar atrás es fácil que eches en falta esa experiencia emprendedora o que simplemente te sientas cansado por tu trabajo. Si lo unes todo a la sensación de que ya ha pasado casi la mitad de tu vida, seguramente te impulse a dar el salto.
Y lanzarse puede estar bien, pero siempre que hayas hecho cuentas, tengas claro que eso es lo que buscas y que cuentes con una red de seguridad financiera por si las cosas se tuercen.
Seguir sin un plan para tus deudas
Quienes tenían deudas a los 30 años es fácil que las arrastren a la siguiente década de su vida. Si es tu caso, aprovecha el impulso de este cambio de ciclo para ponerles remedio.
Lo más habitual es que esas deudas sean por préstamos personales como el coche o las vacaciones, a las que seguramente se unen las tarjetas de crédito. Lo más normal es que la deuda esté bajo control y que incluso hagas frente a tus pagos puntualmente. Sin embargo, eso no quiere decir que sea lo mejor para tus finanzas.
Terminar con tus deudas reducirá tu nivel de estrés financiero de golpe y aumentará tu capacidad de ahorro justo cuando más lo necesitas. Para poner en marcha tu plan sólo necesitas hacer un listado de tus deudas e ir a por la de menor cuantía o a la que más intereses tenga si crees que puedes eliminarla en tres meses.
No saber prever tus gastos reales
¿Sabes cuánto cuesta la universidad para tus hijos? Puede que tengas una idea aproximada e incluso que pienses que es gratis porque la educación es pública. En cualquier caso, este es el mejor ejemplo del tipo de gastos que puedes planificar con antelación, algo que deberías hacer en esta etapa de tu vida.
Igual que puedes adelantarte y ahorrar para la universidad de tus hijos, también puedes planificar para otros muchos gastos que tarde o temprano terminan llegando. Reformas en el hogar, cambiar el coche, la nueva nevera… e incluso los gastos al jubilarte. Si estás pensando en una jubilación llena de viajes, es posible que no puedas costeártela con la pensión pública, por ejemplo.
Pararte a pensar en estos gastos te ayudará a:
- Afrontarlos mejor, sin endeudarte y sin que descuadren tus finanzas cuando lleguen.
- No tener que renunciar a ellos y que sean tal y como te gustaría (porque los has planificado).
- Valorarlos mucho más y no salirte del presupuesto que marcaste para ellos (sobre todo en los de consumo).
Como acabas de ver, todos los errores con el dinero a los 40 años son fácilmente evitables. Ahora sólo tienes que ponerte en marcha para sortearlos o solucionarlos.