Pero lo cierto es que hay todo un mundo de inversiones alternativas fuera de los mercados y estructuras tradicionales. De hecho, muchas de ellas pueden incluso estar relacionadas con tu hobby y ni siquiera te has parado a pensar en ello.
Qué se considera una inversión alternativa
Lo primero es conocer el concepto de inversión alternativa. Desde un punto de vista técnico, son inversiones en activos alternativos que se definen por:
- Se realizan fuera de la bolsa, de forma independiente a los mercados financieros. Muchos de estos activos se compran o venden en mercados privados y no públicos.
- Tener poca correlación con los mercados. Es decir, funcionan y se mueven de forma diferente a la bolsa y los mercados financieros. La correlación mide la relación entre dos acciones o los fenómenos que pueden afectarlas. Así, dos activos muy correlacionados actuarán de forma similar ante un mismo estímulo. Por ejemplo, una acción de una farmacéutica y otra de un banco caerán ante una mala noticia para la bolsa. Por el contrario, el valor de un inmueble, no, porque no tiene correlación con la bolsa.
- Falta de liquidez. No siempre tiene por qué ser así, pero una de las características de los activos alternativos es que tienen menos liquidez que los que se negocian en mercados públicos (la bolsa).
Ejemplos de inversiones alternativas con tu hobby en mente
Ejemplos clásicos de inversiones alternativas son la inversión en inmuebles, hedge funds o fondos de cobertura y algunos productos estructurados. También entrarían en este ámbito el crowdfunding o crowdlending y las criptomonedas (aquí puedes ver los riesgos de invertir en criptodivisas).
Todas estas opciones están bien, pero distan mucho de poder considerarse un hobby o un entretenimiento. En otras palabras, que muy pocas personas disfrutan de su tiempo libre mirando pisos para comprar, en qué start ups invertir o analizando en ecosistema cripto y blockchain.
Aquí es donde en juego otro tipo de inversión alternativa mucho más cercana y también más habitual: el coleccionismo.
Quien más y quien menos ha coleccionado algo en su vida, pero pocos han llegado a considerarlo una inversión cuando lo cierto es que puede llegar a serlo.
Hay obras y objetos a los que es fácil atribuir cierto valor. Es el caso de las obras de arte en general, pero también de los relojes, plumas estilográficas u objetos numismáticos (monedas). En mayor o menor medida, quienes compran y coleccionan estos objetos por hobby son conscientes de su valor como inversión y si no, tampoco tardan mucho en descubrirlo.
Con las obras de arte es evidente, igual que con la numismática. Para el resto de objetos es fácil darse cuenta de que no todos son iguales, que hay marcas mejores que otras y que conservan mejor su valor y también colecciones limitadas que se revalorizan con el tiempo.
Además, en el caso de las monedas existe un componente adicional. Y es que, son una fórmula de invertir en oro. De hecho, el valor de muchas monedas reside precisamente en el porcentaje de oro que tienen y que se suma al valor numismático.
Otro mundo de coleccionistas que tienen claro el valor de lo que compran es el del motor. La razón es que los coches que se revalorizan, los vehículos de inversión, tienden a ser modelos determinados, muchas veces clásicos, y no el que tú vas a usar o comprarías para el día a día.
Los coches y motos para invertir son normalmente antiguos y clásicos (que no viejos). En resumen, quien invierte en estos vehículos es porque le gusta y normalmente sabe lo que hace.
Y a partir de aquí entramos ya en terreno más o menos desconocido y en inversiones no tan tradicionales como el vino o las bebidas espirituosas. De hecho, el vino y el arte contemporáneo son los principales activos de inversión de lujo en España según el informe Wealth Report 2022 de la consultora Knight Frank.
Sin embargo, relojes, coches y whisky son las inversiones alternativas que más crecen en el sector del lujo. Si cualquiera de estas áreas entra dentro de tu hobby o entretenimiento, puedes dedicar una parte de tu patrimonio a invertir en ella.
Hay más de una forma de hacerlo, como veremos más adelante, aunque lo más habitual es comprar, guardar y después vender en plataformas especializadas o casas de subasta, llegado el caso.
También videojuegos, zapatillas, música e incluso cartas o cromos deportivos
Por fortuna, también hay vida más allá del lujo. En Estados Unidos los coleccionables de cromos deportivos son un clásico y algunos pueden alcanzar cientos de dólares de valor.
Algo parecido ocurre con los videojuegos y ciertos juegos de edición limitada o con la música. Igual los póster de tu juventud no valen dinero, pero esa colección de vinilos de Iron Maiden sí, sobre todos los de edición limitada.
Por coleccionar, se puede coleccionar de todo y también invertir en ello. Por ejemplo, una tendencia que también llega de EE.UU. es la inversión en zapatillas deportivas.
La clave en este punto es saber analizar el mercado real que tienen tu hobby, cuántas personas están realmente interesadas en él y si es algo sostenible en el tiempo. A partir de ahí, si es algo que pueda gustar a personas de clase alta, tanto mejor.
Cómo invertir en tu hobby
La forma tradicional de invertir en activos alternativos de este tipo es la compra-venta. La mayoría de ellos son activos físicos (NFTs aparte) y coleccionarlos implica tener el original y conservarlo. Eso es lo que ocurre con relojes, estilográficas y obras de arte en general.
El procedimiento aquí es sencillo:
- Compras el objeto que quieres, bien nuevo o en plataformas especializadas o páginas de venta de segunda mano.
- Lo guardas el tiempo que estimes oportuno.
- Lo vendes en una plataforma especializada.
Algo sencillo en apariencia pero que implica que sabes cómo moverte y que también conoces los mejores momentos para poner tus bienes a la venta.
¿Y si hubiese otra forma de invertir? Para determinadas inversiones alternativas sí que hay otra forma de hacerlo, aunque con un enfoque ligeramente diferente.
Por ejemplo, si eres un apasionado de los videojuegos puedes invertir en consolas antiguas como coleccionista y, además, hacerlo en el sector a través de fondos de inversión, ETFs o comprando las acciones de las empresas de videojuegos que más te gusten.
Algo parecido ocurre con el sector de bebidas espirituosas, donde hay ETFs (un tipo de fondo de inversión que cotiza como una acción) especializados en el sector e incluso en brebajes concretos como la cerveza o el vino.
En el caso del arte puedes invertir en casas de subastas y también índices y ETFs, o en firmas especializadas; y para los amantes de los coches clásicos, hay empresas especializadas que se dedican a invertir en estos vehículos y en las que puedes invertir como particular.
La diferencia entre comprar tú mismo o invertir a través de un intermediario es que la segunda opción puede ser más líquida, ya que en muchos casos se trata de participaciones en empresas y otros vehículos cotizados.
En cualquier caso, antes de invertir en tu hobby, haz tu trabajo e investiga el sector para que tu pasión no nuble tu juicio.