Hace ocho meses, el coronavirus obligaba a los estudiantes españoles a seguir formándose desde casa ante el cierre de los centros de enseñanza. Así, la educación no presencial apareció de la noche a la mañana en la vida de niños, jóvenes y profesores con resultados dispares pero, en la mayoría de los casos, con una sensación compartida: la de estar al frente de una gran oportunidad que, sin embargo, no estuvo bien planificada.
“Enseñanza remota de emergencia”
Este salto repentino de la educación presencial a la virtual es lo que se denomina “enseñanza-aprendizaje remota de emergencia” que, en realidad, dista mucho de una educación online propiamente dicha. De ahí el frecuente sabor agridulce de la experiencia durante el confinamiento.
Poca formación digital en las aulas
La pandemia no dejó demasiado espacio para la planificación, pero lo cierto es que, tal y como recoge el estudio “COVID-19 y educación: problemas, respuestas y escenarios”, publicado por la Fundación COTEC el pasado mes de mayo, ya partíamos de una situación precaria: “solo el 50% de los centros educativos de España dispone de las capacidades y los recursos profesionales para aprender a integrar los dispositivos digitales a la enseñanza-aprendizaje”.
No hay excusas
Ya no hay excusas. Education at Glance, un estudio de la OCDE en el que se recogen las principales repercusiones de la pandemia en la educación habla de la necesidad de reinventar la forma de enseñar, de proporcionar a los profesores educación online, de apostar por vincular los contenidos a la realidad, de invertir en digitalización y de buscar nuevas formas de aprendizaje para motivar a una generación de niños y jóvenes con una exposición muy elevada a dispositivos electrónicos que merman su atención.
Diversión obligatoria
Muchos expertos consideran que la gamificación y las aplicaciones para hacer del aprendizaje un proceso más cercano al juego que a la obligación, es una gran alternativa. Cualquier contenido, por árido que pueda parecer, es perfectamente adaptable a este formato. Un buen ejemplo de ello, dentro del ámbito de los seguros, es el de PlayPension. Porque ¿cómo se le puede explicar a un chaval de 16 años la necesidad de ahorrar para la jubilación? ¡Sin duda, jugando como si estuviera echando una partida de Monopoly!
Este tipo de aprendizaje vinculado al juego fomenta una actitud activa del alumno ante la enseñanza, hace que se involucre, potencia el trabajo en equipo y actúa de tal manera que se propicia el desarrollo del pensamiento y la construcción del conocimiento. PlayPension puede solicitarse de forma totalmente gratuita desde los centros educativos.