Para empezar, no perder de vista que el objetivo del dinero para imprevistos es estar disponible por si surge un gasto inesperado. Para eso están esos ahorros, no para conseguir grandes rentabilidades, algo que se reserva al dinero para la inversión a largo plazo.
Y para continuar, es un dinero que no hay que arriesgar porque lo que quieres es poder usarlo cuando lo necesites.
Con esto en mente, sí que se pueden buscar formas de sacar partido al dinero que tienes en efectivo y que cumplan en mayor o menos medida con esas dos premisas: disponibilidad y seguridad.
Estas son cuatro opciones:
Cuentas remuneradas
Quizás la forma más sencilla de poner a trabajar ese capital. Las cuentas remuneradas son cuentas corrientes al uso que ofrecen un rendimiento adicional por el saldo que mantengas en la cuenta.
En una cuenta remunerada es posible cargar recibos del hogar, hacer transferencias e incluso tener una tarjeta de crédito asociada.
Con la subida de tipos de interés, empieza a haber cuentas con remuneraciones atractivas, todavía por debajo de la inflación (especialmente la subyacente). Ahora mismo las mejores cuentas remuneradas ofrecen rentabilidades cercanas al 3% y también regalos si, además, domicilias la nómina.
La forma idónea para utilizarlas es tener ahí el fondo de emergencia, ese colchón para imprevistos, y usar otra cuenta corriente para los gastos del día a día. Así te aseguras que no mezclas el ahorro con los gastos diarios.
Cuentas de ahorro
Son un tipo de cuenta pensada específicamente para ahorrar.
A diferencia de las anteriores, no permiten domiciliar recibos, cargar cheques o tener tarjetas asociadas. Sí que podrás hacer transferencias para cubrir los gastos que necesites y tendrás el dinero disponible en todo momento.
Las cuentas de ahorro son una versión más segura de las cuentas remuneradas y no porque el dinero no esté cubierto. En ambos casos el Fondo de Garantía de Depósitos (FGD) cubre hasta 100.000 euros por cliente y entidad financiera. Esa seguridad adicional es la que te da no poder cargar recibos sobre esa cuenta no usar tarjeta.
Por lo demás, su liquidez es total. Bastará con hacer una transferencia a la cuenta de uso diario para tener esos ahorros a tu disposición.
Depósitos
Los depósitos son como un préstamo que haces al banco por un tiempo determinado a cambio de una remuneración pactada. En otras palabras, dejas el dinero en el banco durante unos meses y al cabo de ese periodo recibes el dinero más unos intereses.
Son otra alternativa para rentabilizar el dinero en efectivo con una rentabilidad superior a las dos anteriores, aunque un pequeño hándicap: su liquidez es menor.
Todos los depósitos se contratan por un tiempo determinado, que va desde los tres meses hasta los tres años. Durante ese tiempo el dinero estará bloqueado y no todas las entidades permiten cancelar el depósito antes de tiempo.
Por eso mismo, lo idóneo es combinar un depósito con una cuenta remunerada o, en su defecto, contratar depósitos a diferentes plazos para poder acceder a parte de los ahorros cuando los necesites.
En cualquier caso, esta es una opción para quienes tienen un fondo de emergencia elevado, un perfil muy conservado o, simplemente, tienen un dinero que van a necesitar en uno o dos años y quieren limitar el efecto de la inflación.
Fondos monetarios
La última opción es también la más avanzada. Los fondos monetarios son un tipo de fondo de inversión que invierte en renta fija a muy corto plazo.
Son una alternativa más líquida a la inversión directa en Letras del Tesoro y también más diversificada porque invierte en emisiones de muchos países, no solo de España.
Este tipo de fondos tienden a ser muy poco volátiles (uno de los riesgos de la inversión) y bastante estables. A cambio, su rentabilidad es limitada y, a diferencia de los anteriores productos, no está asegurada.
En términos de liquidez, los fondos monetarios son totalmente líquidos, aunque pueden tardar unos días en ingresar el dinero en cuenta desde que das la orden de venta hasta que se ejecuta.
Como con los depósitos, a un fondo tampoco podrás cargar ningún gasto.
Estas son las cuatro alternativas conservadoras para rentabilizar el dinero en metálico que cumplen los dos requisitos básicos: seguridad y disponibilidad.
En cualquier caso, recuerda que ese dinero no está ahí para darte rentabilidad, sino tranquilidad.