Sin frenos y sin seguro
Viajemos en el tiempo: 1818, Alemania. Los primeros modelos de bicicletas no tenían ni pedales ni frenos, por lo que los atropellos de peatones eran muy frecuentes. De hecho, su uso llegó a prohibirse en algunas ciudades. Ningún tipo de seguro cubría estos accidentes, lo cual complicaba aún más las cosas. Habría que esperar más de sesenta años para que el ciclismo se convirtiera en una actividad mucho más segura.
¡Qué escándalo!
Fue entonces, en plena época victoriana, cuando las mujeres comenzaron a subirse a las bicis. Como puedes imaginar, las normas de aquella sociedad no se lo pondrían demasiado fácil a las primeras ciclistas. Una mujer que montaba en bicicleta era una persona de dudosa moral. A la londinense Emma Eades, una de las pioneras, la recibían a pedradas en cada pueblo. Los médicos victorianos advertían: el pedaleo femenino podía causar nerviosismo y esterilidad.
Emancipación a golpe de pedal
Por suerte ahí estaban Annie Londonderry, primera mujer en dar la vuelta al mundo en bici, o Amelia Bloomer, creadora de los “bloomers”, los pantalones que permitían a las mujeres montar con mayor comodidad… La sufragista Susan B. Anthony llegó a decir que la bicicleta había hecho más por la emancipación de la mujer que cualquier otra cosa en el mundo.
Seguros para ciclistas
El mundo de los seguros también fue evolucionando para responder a todos los imprevistos de los ciclistas. La compañía Hispano Americana de Seguros y Reaseguros, fundada a principios de los años 40, ofrecía el “seguro integral para ciclistas”: con las infraestructuras del país destruidas tras la guerra, la bicicleta se convirtió en el vehículo de transporte por excelencia. Por cierto: una mujer ciclista publicita el precioso cartel de esta póliza, que puedes contemplar en nuestro Museo del Seguro.
Como ves, poder disfrutar de la sensación de libertad que proporciona una bicicleta es la herencia de un montón de espíritus inquietos, innovadores y rebeldes. Sensación de libertad que hoy se une a la tranquilidad de saber que las empresas aseguradoras también piensan en el bienestar de los amantes de las dos ruedas.