Más pólizas, más hectáreas aseguradas
Un dato corrobora esta tendencia: en 2020, las pólizas de este tipo de seguros ascendieron a 416.000, un 5% más que en el ejercicio anterior. Además, la superficie asegurada se incrementó en un 23% más, llegando a los 7,8 millones de hectáreas.
Una solución para cada cultivo
Los seguros agrarios tienen por objeto proteger las explotaciones agrarias, forestales o ganaderas de los riesgos que las amenazan y pueden ser de varios tipos:
- Los seguros combinados cubren los daños producidos en función de la ubicación de la explotación, de las especies que se cultivan, etc. Algunas de las coberturas son las de incendio, gota fría, heladas, lluvia, nieve, pedrisco, viento, etcétera.
- Los seguros de rendimientos cubren la pérdida de rendimiento que puede producirse por cualquier adversidad climatológica y que no pueda ser controlada por el agricultor, incluyendo entre ellas las sequías y las heladas. Este tipo de seguro suele reunir una serie de garantías en torno a un cultivo en concreto: por ejemplo, existen seguros de rendimiento del olivar, del almendro, etcétera.
- Los seguros integrales cubren la pérdida de producción causada por fenómenos que no puedan ser normalmente controlados por el agricultor, como el pedrisco, el incendio, la sequía, etc.
Seguros para ganaderos
Los seguros pecuarios garantizan los daños de naturaleza climática, u otros fenómenos excepcionales como los accidentes y enfermedades de animales; el sacrificio obligatorio de animales; los gastos derivados de la destrucción de animales muertos o los daños por sequía en los pastos.
Cada vez más agricultores y ganaderos consideran que el seguro agrario es un coste de producción más en su explotación y lo han incorporado a su día a día como un elemento o un gasto necesario, como el abono, el pienso o el gasoil. Las consecuencias de la reciente borrasca Filomena son una buena prueba de esta necesidad de disponer de una cobertura para daños inesperados e imprevisibles. Los cultivos más afectados han sido las hortalizas de invierno, como la lechuga, la alcachofa, la coliflor y el brócoli, además de los cítricos y los cultivos permanentes, y de los arbustos, que han sufrido el peso de la nieve.